viernes, 16 de octubre de 2015

Ayuntamiento (Casa Consistorial). I

Por vez primera en la historia desde la segunda mitad del siglo XV, ya no hace falta acompañar las citas que se digan o los hallazgos que se consigan de la popular coletilla:”…del mundo conocido”, ya está descubierto todo el planeta, y España lo gobierna en su mayor parte. Desde el siglo XVI un Emperador concentra todo el poder: Carlos V, y una ciudad, aunque no sea la capital del reino se erige en la práctica como la capital del mundo: Sevilla. No es casualidad que Carlos V, eligiera la capital hispalense para concertar su matrimonio en 1526. A partir de este momento queda retratada la necesidad de dotar a la ciudad de una sede municipal acorde al momento histórico del que se estaba disfrutando. Así pues ante la llamada de atención del monarca, el concejo sevillano, compuesto por los caballeros veinticuatro, decide separar el poder eclesiástico del civil.
Hasta entonces el cabildo del clero y el municipal compartían sede. Concretamente en el Corral de los Olmos, a espaldas de la Catedral, donde actualmente se asienta la Plaza de la Virgen de los Reyes. Se eligió el terreno que ocupaba la lonja de las antiguas pescaderías, contiguo al espacio donde se levantaba el convento de San Francisco, que finalmente fue derruido en el siglo XIX, dejando diáfano el espacio que ocupaba: la Plaza Nueva. . Del convento de San Francisco solo se conserva la Capilla de San Onofre, difícil de apreciar entre las nuevas construcciones de la Plaza.

 El Ayuntamiento, tal y como lo conocemos hoy en día, es un edificio despegado del resto de las construcciones, donde en su fachada principal encontramos la Plaza Nueva y a sus espaldas la Plaza de San Francisco, tan llena de eventos de la vida sevillana, aunque más famosa si cabe por los actos que se llevaron a cabo durante la Inquisición. En sus lados linda con la Avenida Constitución y la Calle Granados.

Actualmente podemos afirmar que estamos ante un edificio funcional, ya que sus dependencias están repartidas por diferentes estancias de la Ciudad, se mantiene, casi a nivel testimonial los despachos de los concejales, de los partidos gobernantes y lógicamente del alcalde. Además, eso sí, se siguen celebrando los plenos.
El edificio empezó a construirse en 1527, Diego de Riaño se encargó de ello hasta su muerte 7 años, y consiguió ofrecer a la ciudad la primera muestra renacentista exterior, consiguió sustituir el socorrido ladrillo por la sobriedad de la piedra con ornamentaciones adecuadas en clara alusión a la imagen más internacional que Sevilla quería mostrar, a este arquitecto también se le atribuye la autoría de la Sacristía Mayor de la Catedral, su trabajo se basó principalmente en la fachada que da a la Plaza San Francisco. También resultan significativas la confección
con hornacinas presididas por esculturas de Hércules y Cesar considerados los fundadores de la ciudad, emblemas, heráldicas... No obstante, la decoración de esta parte del edificio no se llegó a terminar, siempre faltaba presupuesto para  la ornamentación plateresca de esta ampliación, por eso hoy podemos ver la fachada con los bloques de piedra preparados para ser tallados (lo que viene a conocerse como "en sólido capaz"). Esta talla es realizada por varios artistas naturales de diversos lugares. 

Hasta llegar a lo que hoy vemos, el edificio ha pasado por varias etapas de ampliaciones y reformas, manifestándose varios estilos arquitectónicos. Pero es el plateresco el que domina en su conjunto.
En 1535 se contrata al arquitecto Juan Sánchez, quien se encarga de las obras y el arquillo del lateral que se levanta con vistas a la Avenida Constitución. La leyenda popular dice que quien pasa por su interior no se casará.

A partir de 1560 se acomete la ampliación del edificio por la parte que linda con el convento, bajo la supervisión de Hernán Ruiz, sin embargo fue derribado por ruina en el siglo XIX, coincidiendo con la definitiva desaparición en 1852 del convento de San Francisco que deja libre el solar que dará paso a la Plaza Nueva, esto propicia el acondicionamiento de la fachada principal, que hoy conocemos y en 1867 se da por concluida otorgando su autoría a Demetrio de los Ríos y Balbino Marrón. También se habilita la puerta principal para acceder al Consistorio desde la citada plaza. Se añade un reloj, aunque para ello hubo de derribarse la deteriorada parte construida por Hernán Ruiz, como ya hemos mencionado. Este conjunto edificado es de estilo neoclásico.

Merece un aparte el reloj del Ayuntamiento, por la historia que se liga a él. El primer reloj consistorial fue inaugurado en 1862, y actualmente este artefacto londinense, construido por el mismo padre que hizo el de la Puerta del Sol de Madrid, descansa en la fachada la Iglesia de la Concepción de Nervión. Como en un principio el reloj de la Catedral y el del Consistorio no estaban sincronizados, el Ayuntamiento de Sevilla remitió un oficio al Cabildo Eclesiástico con el fin de subsanar el entuerto, a fin evitar este desconcierto cuando sonaban las horarias. Sin embargo el santo oficio no presto la atención necesaria a esta queja, y no hicieron nada por adecuar su reloj al de las Casas Consistoriales. “Con la Iglesia hemos topado.” Allá en los años de la II república, se partió la esfera y se decidió arreglarlo mediante unas venas, que provocaban cierta confusión entre la ciudadanía.
Foto de http://www.galeon.com/juliodominguez

Finalmente en 1955 se acuerda sustituir el primogénito reloj de Francisco Jose Rodriguez de Losada por uno nuevo, que tenía una esfera de números  y el 18 de Agosto de 1993 fue sustituida la esfera  por la actual, de nuevo con números romanos .
A lo largo de los años y sobre todo con las obras de los raíles del tranvía se ha podido atestiguar por los fósiles y evidencias de restos de muelles y barcos, la ubicación en tiempos de los romanos, de un puerto, donde hoy se levanta el Cabildo. Sabemos que por aquí discurría un brazo del río que desembocaba en la Alameda, después de discurrir por la Avenida Constitución, Plaza San Francisco y Sierpes.
Como curiosidad, al menos a mí me suscito tal impresión cuando tuve conocimiento de ello, sobre los recientes medallones tallados en los arcos contiguos a la plaza San Francisco. Uno de ellos se cree que representa a Ava Gadner, y otro a Grace Kelly, su paso en 1996 por la feria de Sevilla propicio que el escultor Manuel Echegoyan se quedara prendado de su belleza.

Grace Kelly, medallón que luce enla fachada de la Plaza de San Francisco

Ava Gadner, medallón que luce enla fachada de la Plaza de San Francisco


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